¿Creen en las conexiones para toda la vida? Quise comenzar con esta pregunta porque si observan la foto que hay encabezando este relato, se tomó varios días después de que muriera José Fernando García Garzón, un joven de 33 años que falleció luego de ver a su perro Tommy de 12 años. Esta fotografía fue tomada por la familia para contar la historia en diferentes medios de comunicación, y en donde curiosamente alrededor de Tommy aparece un aura de colores, para sus seres queridos podría ser su familiar quien sigue allí con ellos y con su adorada mascota. ¿Será verdad? Eso nadie lo puede desmentir, o confirmar; lo que si es cierto es el amor que había entre este joven y su amigo peludo.
José Fernando tenía ataxia autoinmune una enfermedad huérfana que le inicio hace 2 años, a partir de allí comenzó un deterioro en su salud. A pesar de sus múltiples dolencias, exámenes y terapias, Tommy su perro quien lo tenía desde el primer mes de nacido, jamás lo abandono. Siempre fue una amistad cómplice, pues este peludo siempre dormía junto a su amigo. Si antes Tommy lo acompañaba para todo lado, muchísimo más ahora que su fiel compañero estaba pasando situaciones de salud complicadas.
Desde hace 2 meses José y Tommy se separaron, ya que el joven debido al deterioro de su salud, tuvo que ser ingresado a Clínica Ospedale Manizales. A pesar de todos los esfuerzos médicos, ya no había nada que hacer medicamente por el joven, puesto que cada minuto que transcurría se iba apagando su luz. Fue así como entre los profesionales de esta entidad de salud, y su familia, tomaron la decisión de realizar un proceso de sedación para que José pudiera descansar en paz
Pero algo sucedió... A pesar de tener una dosis alta de sedación y alrededor todos sus familiares, este joven no lograba descansar en paz. Fue así como la coordinadora de Hospitalización y el jefe de enfermería preguntaron a las personas presentes, si faltaba alguien, tal vez una mascota, y así fue como pensaron en Tommy, por lo que iniciaron todos los protocolos necesarios para que el perrito pudiera ingresar a la clínica.
Ya allí, los trabajadores de salud y familia de José, acomodaron a Tommy en la camilla, e increíblemente el joven (que estaba totalmente sedado, y sin ninguna respuesta cognitiva) tuvo un movimiento ligero al sentir a su amigo peludo; nadie allí presente se explicaba lo que estaba pasando; solo con lágrimas en los ojos podían aún incrédulos observar lo que sucedía.
Veinte minutos después, Tommy fue retirado de la habitación; y cuando la madre y la hermana de José bajaban por el ascensor, el peludito lloro fuertemente, algo que genero un presentimiento en ellas. Al enviar al perrito para la casa, y subir nuevamente a la habitación de José, este falleció.
Hoy Tommy luego de pasar unos días muy bajito de ánimo, se encuentra con el resto de familia, lleno de cuidados y mucho amor; acompañándolo siempre para no sentir tan fuerte el vacío que hoy deja su fiel compañero.
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