foto: cortesía |
Sí, como lo leen en
el título: odio al Deportivo Pereira y todo lo que tenga que ver con él. ¡No!
No es un error. Es que simplemente, cuando veo a sus jugadores en un partido
como el clásico cafetero de hoy, me da ansiedad, me sudan las manos. Ver a los
jugadores matecañas perder el balón rápidamente e intentar sin éxito hacer un
gol, desespera a cualquiera. Y eso que no vieron a mis acompañantes, gritando
desesperados sobre por qué los jugadores no hacían esto o aquello. Fue un
partido que dejó sinsabores, en el que el Deportivo Pereira tuvo poca
profundidad en ataque. ¿Intentó varias veces abrir el marcador? ¡Sí! Pero sin
ningún resultado positivo. Fue una lucha intensa de 90 minutos que terminó
dándole la victoria al rival.
Si has llegado hasta
esta parte y me odias, y tal vez ya has dicho no sé cuántas cosas sobre mí, aún
no he dicho lo peor. Y es que, ¡sí! Odio al Deportivo Pereira y todo lo que
tenga que ver con él, porque una parte de ellos somos aquellos espectadores que
solo vemos los partidos de manera superficial. No valoramos a esos jugadores
que sudan la camiseta hasta el último minuto, que lo intentan una y otra vez,
que salen a la cancha a comerse el mundo. Pero tal vez lo que no vemos los
espectadores son todas las situaciones que viven, desde la falta de sus sueldos
hasta la desmotivación por un constante cambio de compañeros, y una
inestabilidad que asusta a todos.
Odio a aquellos que,
como yo, se quedan solo con los 90 minutos del partido, pero amo a la otra
parte: a su hinchada fiel, aquella que, sin importar la derrota, la agonía de
un juego, o el sufrimiento que pueda quedar, sigue fiel a su equipo, a su
tradición, a su amor por los colores amarillo y rojo. ¡Ay! Si les dijera cuánto
amo su valentía, cuánto los admiro... No me alcanzaría este escrito para
describir a una hinchada única en el país.
¿Saben qué odio? Las
mariposas en mi estómago cuando juegan los matecañas, lo que me hace sentir tan
profundamente, que vibro con lo que hacen. (Si eso siento yo, no me imagino lo
que sienten sus hinchas). Odio tal vez no ser tan leal y fiel como sus seguidores;
pero agradezco por ser parte de esa historia pereirana.
Gracias por leer un
poco de este desahogo, que más que una queja, es un escrito real. Como bien
dice por ahí un poema: "¿Ahora sí me crees que te quiero, Deportivo
Pereira?".
El fútbol es un
deporte de odios y amores, de diferentes sensaciones. Tal vez lo que yo llamo
odio sea en realidad un amor profundo. Lo que sí odio, en realidad, es lo que
se puede generar al final de un partido como este, donde jóvenes, porque ni
siquiera se les puede llamar hinchas, se agreden y pelean por una camiseta. Eso
no es fiesta futbolera. Hacer daños en las calles, agredirse mutuamente,
incluso tal vez perder una vida (al cierre de este escrito no sabemos si
alguien falleció), todo por algo que se debería vivir en paz.
Admiro y respeto al
Deportivo Pereira y a sus hinchas, pero rechazo las situaciones que se viven a
las afueras en un clásico donde la alteración del orden público reinó más que
el fútbol. Así que, aunque comencé diciendo que odio al Deportivo Pereira, al
final del día, me doy cuenta de que lo que realmente odio es la injusticia y la
violencia que rodean a este deporte que tanto amo.
Gracias por leer
hasta el final y no quedarse con la primera impresión, pues siempre habrá algo
más que mostrar.
Alexandra Moncada
@rutasycafe
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